Los paraguas de Cherburgo, Michel Legrand y la descendencia musical del General Quintín Bandera.
Qué pudo haber vinculado a ambos universos que parecen tan distantes? Qué otra cosa si no la música pudo haber ligado al gran músico francés con ese héroe cubano, ese mambí que fue sacrificado cruelmente, por cuya valentía y patriotismo nuestros mayores nos enseñaron a venerarlo?
General de tres guerras de independencia José Quintino «Quintín» Bandera Betancourt (Santiago de Cuba, 10 de enero de 1837-22 de agosto de 1906)
El gran músico francés y el general mambí, cuya historia pide a gritos ser reivindicada y más conocida, comparten vínculos indisolubles: al cantante francés José Bartel, nieto del General José Quintino “Quintín” Banderas, corresponde el doblaje de la voz cantada del personaje Guy Fourchel -el novio de Genevieve (interpretado por Catherine Deneuve)- en el filme “Los Paraguas de Cherburgo” (Les Parapluies de Cherbourg). En el éxito del filme musical, ya un clásico de la cinematografía francesa, dirigido por Jacques Demy, incidió de manera colosal la intervención de Michel Legrand en la composición de su banda sonora original, y el desempeño de sus principales intérpretes.
José Bandera, con su música a Francia
Pero ¿cómo y cuándo comenzó esta historia? La de los músicos cubanos en Francia durante el siglo XX sería incompleta sin la presencia de José Quintín Bandera, conocido por su nombre artístico José Bandera y cuyo segundo apellido parecer ser Zuaznábar –¡no confundir con el trovador santiaguero Pepe Bandera!-[1] Saxofonista, clarinetista, flautista, director de orquestas y hasta cantante, llega a Francia en 1931 como parte de una orquesta que habría de tocar en la Exposición Colonial Francesa de París. La orquesta regresó, pero Bandera decidió quedarse en la capital gala: había posibilidades de trabajo, pero también había conocido a la que sería la madre de su hijo, una chica de Estrasburgo llamada Jeanne Bartel. Un año después, el 24 de febrero de 1932 nacía el fruto de esa relación de amor, que recibió el mismo primer nombre de su padre: José.
En los años 30 ya José Bandera es parte, como saxo alto, de la orquesta del trompetista norteamericano Arthur Briggs (1900-1991), uno de los músicos de jazz más populares en el París del período entre las dos guerras mundiales. En sus memorias, escritas cuando se acercaba el final, José Bartel afirmaba: “Cerca de 1933, la primera formación musical de papá se había ganado una reputación en el negocio de la música y se produjo una rápida sucesión de compromisos y contratos, lo que demandó de mis padres frecuentes viajes dentro de Francia y también al extranjero.”
José Quintín Bandera, al centro con saxofón, en la banda de Arthur Briggs. Foto. Cortesía de Patrick Dalmace.
También hay evidencias de que estuvo en la orquesta de A. Vallée en la que tocaba también trombón y hasta bandoneón! Alain Boulanger, en su libro “La Havánne à Paris. Musiciens cubains à Paris (1925-1955)” cita un reportaje publicado por Marcel Cayla en el periódico “L’Orchestre» de mayo de 1936, relativo a festividades dominicales en que una ceremonia nupcial fue animada por la orquesta de Artur Briggs, resaltando el desempeño del saxofonista José Bandera.[2]
En los años cuarenta lidera la formación José Bandera y sus Muchachos, donde, además de tocar instrumentos de viento, aparece como cantante. Con esta formación graba, al menos, 16 temas en enero y julio de 1948, todos para el sello francés Decca, y cuya existencia en discos de 78 rpm es totalmente verificable. También en el catálogo “Disques: clasiques, danses, chansons, jazz” de 1948, se destacan varios de los que se incluyen en los 16 antes citados (Samba Samba, Bim bam bum, Loca Ramba, Conga de La Havana (sic), Bacoso, Cae (Tchi Tchi Chiquita), Tus ojos negros, Bailando la guaracha, Ay Dolores, Puerta del Sol, Mi tesoro, Sensemayá, Samba Pampa, José Carioca, La Jardinera, Todo puede ser)[3], más otros dos temas: la guaracha Pugilato y la samba Dinorah. Al menos en once temas, Bandera contó con la voz de la cantante holandesa María Zamora (llamada realmente Marietje Jansen) a quien acompañó en otras grabaciones. Muchos de estos discos fueron publicados en Francia y Bélgica, entre otros países.
Pincha arriba para escuchar La Conga de La Habana por José Banderas y su orquesta, cantando la holandesa María Zambrano. Grabación de 1948.
Como autor, aparecen varias obras de la autoría de José Bandera tanto en discos como en partituras: de los años treinta parece ser un raro disco Odeon publicado en España con la guaracha Juana Careré, interpretada por el Sexteto Los de Camagüey, y con José Quintín Bandera como autor.[4] Entre las grabaciones que realizó con José Bandera y sus muchachos, en las que aparece en algunas como cantante, además de director e instrumentista, también es co-autor de la samba Mi tesoro. Entre las partituras encontradas, José Bandera aparece como co-autor del merengue Voy de merengue, junto al el músico martiniqués radicado en París Ernest Léardée.[5] También aparece como autor en la partitura de la canción Bonita, junto a Jean Berens y Julien Corbusier.
Covers de partituras de obras donde participa José Bandera como autor o intérprete.
Fue la de José Bandera una de las orquestas que amenizaron noche a noche los ambientes, fiestas y boites cubanas en el París de los años 30, en el período de pre-guerra, y luego después de la victoria. En sus memorias, José Bartel escribe: “En el armario quedan el saxofón alto, el clarinete, la flauta y el bandoneón. Después de mucho tiempo de dirigir la orquesta de la “Cabaine Cubaine» en la calle Fontaine, mi padre dejó la profesión, si no recuerdo mal, en 1947”. Y a seguidas bosqueja la situación de la música cubana en Francia en ese momento, cuando nuevos estilos musicales habían seguido a la Liberación, que reducían los espacios a la música bailable, de la que vivían los músicos de la generación de José Bandera. Había llegado el momento de volver a ensayar, si no quería terminar su carrera en Pigalle, como muchos de sus amigos, vagando cada día en busca del chance del empleo ocasional por un día, por horas, por una noche y sin garantía alguna para animar una fiesta, una recepción, o hacer una suplencia en un teatro.
Pero José Bandera aparece en una foto, al parecer de 1951, como saxofonista en una de las orquestas cubanas más famosas en Francia, la Rico’s Creole Band y aunque no es posible determinar en cuántos de los numerosos discos que grabó la banda liderada por Filiberto Rico, intervino Bandera, cabe suponer que estuvo en algunas de las grabaciones. Resulta imposible hoy rastrear con exactitud su paso por la escena de la llamada “música tropical” en Francia en las décadas que vivió allí.
Rico’s Creole Band de Filiberto Rico. José Bandera con el saxo. París, 1951. Foto tomada de Alain Boulanger: La Havanne à Paris. Musiciens cubains à Paris (1925-1955).
Reencuentro con Cuba
Para celebrar 50 años de música cubana, el magnate televisivo Gaspar Pumarejo organizó un gran evento que, con dirección artística de Roderico Neyra “Rodney”, el mismo de Tropicana, llevaría una panorámica de los ritmos y géneros cubanos al escenario especialmente construido en el Stadium del Cerro (hoy Latinoamericano). El evento, que tuvo lugar los días 24 y 25 de febrero de 1957, fue transmitido por radio y televisión y para recibir el homenaje merecido fueron invitados con gastos pagados más de cincuenta músicos cubanos que llevaban entonces la cultura cubana a Francia, España, Estados Unidos, México y otros países. Entre el nutrido grupo que viajó desde Francia estaba José Quintín Banderas, tal como informaba en su día la revista Bohemia.[6] Semanas después, Bohemia publicaba un brevísimo reportaje fotográfico de la llegada a Cuba de parte de los invitados y en él se veía a José Quintín siendo recibido en el Aeropuerto Internacional “José Martí” por una de sus hermanas, según el comentario al pie de la foto.[7]
José Bandera es recibido por su hermana a su llegada a La Habana en febrero de 1957. Foto: Revista Bohemia. 10 de marzo de 1957.
Sin embargo, los principales medios de prensa se limitaron a reseñar el espectáculo insistiendo en la presencia de Lucho Gatica cantando varios de sus famosos boleros, pero poco o casi nada aprovecharon la presencia de verdaderos monstruos de la música cubana, mitos vivientes ya entonces, como Antonio Machín, Machito, Mario Bauzá, Vicentico Valdés, Filiberto Rico (Rico’s Creole Band), Raúl Zequeira, la pianista Zenaida Manfugás, y muchos otros. Casi nada quedó en las páginas escritas acerca de su regreso por unos días a la Isla. Tampoco ningún periodista reparó en la presencia de José Quintín Bandera, como para dejar, en alguna entrevista, testimonios para la posteridad.
José Bartel cuenta su historia
Son pocos los datos biográficos de José Bandera, incluso los que su hijo en sus memorias nos aporta. Para José Bartel (quien en su vida musical sustituyó el apellido paterno por el de su madre francesa) la figura del padre fue, en su infancia, algo deseado, intermitente y hasta difuso, pero hizo saber en sus memorias, que era consciente de dónde venía y del legado que le había hecho músico:
“¿Qué circunstancias, qué vínculo eligió el destino para hacer que una joven alsaciana, Jeanne Bartel, hija de Max Bartel, maestro artesano en arte de la herrería, conociera a José Banderas, hijo de un antiguo esclavo, el General Quintin Banderas, convertido en uno de los héroes de la Guerra de Independencia cubana? Parecería que ha sido la música. Ha sido ella quien cumplido esta misión. De hecho, nada hubiera sucedido si el futuro autor de mis días, en lugar de viajar a Europa en 1931 (como saxofonista en una orquesta para tocar en París con motivo de la Exposición Universal hubiera elegido sabiamente quedarse en Cuba? Y si después de eso mamá no hubiese ido con sus amigas, a bailar al sonido de aquella “orquesta exótica» durante su gira por Francia y su visita a Estrasburgo? Bueno, mi pequeña música nunca habría existido!”[8]
Sobre la unión de sus padres, escribió José Bartel: “En cuanto al estado civil, será un poco más complicado, porque mis padres serían solteros incorregibles; usaré para el resto del mundo (aunque oficialmente reconocido por mi padre cubano) el nombre de: Jean José Bartel, hijo de Jeanne Bartel (vendedora) y José Quintin Banderas (músico).”
José Bandera y su hijo, José Bartel
El pequeño José Bartel, quien había nacido en Lille, vivió con sus padres y también con sus abuelos, debido a las frecuentes giras del padre músico, hasta que comenzó la guerra y la ocupación nazi: “Estrasburgo, un recuerdo entrañable en mi corazón, que siempre asociaré con mis abuelos maternos con los cuales pasaré la parte más grande y feliz de mi infancia … Debía tener cerca de siete años cuando papá, mamá y yo finalmente pudimos reunirnos en París como una «familia real». Por desgracia, esta reunión solo será temporal, pues pronto vendría la Guerra, la Ocupación y, en 1941, la partida de papá en la llamada zona «libre».
José Bandera tuvo que irse a Lyon, donde debió cumplir contratos de varios meses con su orquesta. La separación, justificada por lo complicado para un músico encontrar trabajo en Francia entonces, “…estos retiros forzosos y repetidos contribuirán en gran medida al inevitable deterioro de nuestros vínculos y al alejamiento del contacto personal. Papá finalmente se encontrará con “alguien” y pronto sobrevendrá la ruptura predecible e implacable de nuestra familia. Mis padres se separan.”
Las memorias de José Bartel son ricas en vivencias y recuerdos sobre el período bélico, de la ocupación y la postguerra, es decir, de su infancia y adolescencia, identificando influencias y huellas, y confirmando el inicio de su pasión por la música. Es su padre José Banderas quien propicia su entrada a la primera formación musical donde cantó: la orquesta del músico francés Aime Barelli, quien lo consideró para su banda “nuestro cantante mascota” pues José solo tenía quince años.
Transcurría el año 1947. Con Aime Barelli et Son Orchestre realizó sus primeras grabaciones y recordó para siempre la noche en que, debido a problemas dentro de la banda de Dizzy Gillespie, que se presentaba en L’Ambassadors de París –al igual que la de Barelli-, sustituyó cantando al gran Kenny Hagood, en la banda donde también tocaba el gran Chano Pozo. Así lo contó también en sus memorias. Con la banda de Aimee Barelli realizó grabaciones de canciones francesas, brasileñas, pero destacan las de autores cubanos como El Manisero (Moisés Simons) y Un cachito pa’huelé (Arsenio Rodríguez) incluídas en el LP “Aimé Barelli vous invite à danser”.
José Bartel se tomó en serio la música y no era para menos. Sabía que era su pasión: realiza estudios sistemáticos que se complementan con la experiencia sobre los escenarios y estudios de grabación. Tres años después de haber comenzado en la banda de Aime Barelli, inquieto y lleno de energía comienza su etapa en el Sporting Club de Mónaco, donde llegó a ser director musical. Entre 1957 y 1958 vive y trabaja en Argel, y en 1959 regresa a París donde crea su primera banda propia con la que graba la canción francesa “Donnez-moi tout ca” escrita en 1955 por Henry Betti y André Hornez,[9] Dos años después y luego de grabar su segundo disco, disuelve la banda para dedicarse a cantar en solitario.
Pero será el cine quién lo proyectará definitivamente a escala internacional y donde se identificará su más sólido legado. Su primer acercamiento al séptimo arte ocurre tan temprano como en 1951, estando aún con la banda de Aime Barelli, cuando actúa en la comedia musical “Les Joyeux Pélerins” en el rol de José, interpretando un personaje como integrante de la banda de Barelli.
Michel Legrand
Con Michel Legrand, el cine siempre
En 1962 conoce a Michel Legrand y al cineasta Jacques Demy, quienes ya preparaban el icónico filme “Los Paraguas de Cherburgo”, que devino la primera colaboración de José Bartel con ambos. Bartel asume la interpretación de la parte musical del personaje protagónico Guy, a cargo del actor Nino Castelnouvo, mientras que Genevieve, actuado por Catherine Deneuve, será cantado por la excelente Danielle Licari. Cuando comenzó el trabajo en estudio, Bartel se encontraba convaleciente de un aparatoso accidente automovilístico, que le mantenía en silla de ruedas. Para él …la grabación de «Los Paraguas…«…ha resultado ser un desafío muy emocionante, original y especialmente mágico. Una aventura que, en la vida real, sería coronado con importantes premios: la Palma de Oro del Festival de Cannes y el Prix Louis Delluc.”[10]La experiencia con “Los Paraguas de Cherburgo” fue tan maravillosa y positiva que el tandem Legrand-Demy volvió a confiar en Bartel en 1967 para asumir la voz cantada del personaje Bill en “Las señoritas de Rochefort”.
Bartel ha tenido otros roles dentro del cine francés, siempre ligado a su condición de excelente cantante y músico: tras el éxito de “Los Paraguas de Cherburgo” comienza una serie de trabajos como compositor para el director y guionista francés Charles Matton: escribe la música para los cortos “Pomme ou Histoire d’une histoire” (1965) y “Mai 68 ou les violences policières” (1968) y en la década de los 70 compone las bandas sonoras de “L’Italiene des Roses” (1972) y el filme de ciencia ficción “Spermula” (1976)). Como actor y cantante, aparece en 1968 en los filmes “Vivre la nuit” (1968) cantando el tema “Once More”. También en 1968 vuelve a cantar en un filme, esta vez de Disney prestando su voz al personaje del Rey Louie en la versión francés del clásico “El libro de la selva”.
Sigue ese año trabajando en el doblaje en filmes y es la voz cantada del personaje Matthew Mug (actuado por Anthony Newley) en “L’Extravagant Docteur Doolittle” (El extravagante Dcotor Doolittle), dirigido por Michel Gast. Aquí no solo canta, sino que dirige musicalmente el doblaje de las cinco canciones, que fueron adaptadas por Eddy Marnay para el filme. También en 1968 dobla a Don Francks en la película musical “La Vallée du Bonheur” (El Valle de la Felicidad). Más tarde, en 1974, José dobla al actor Cleavon Little en el personaje de Bart en «Blazing Saddles» (en francés“Le sheriff est en prison” y en español «Monturas en llamas») , la comedia de Mel Brooks. En 1982 pone voz a la canción «Prends le temps»en el filme “Qu’est-ce qui fait courir David?”
Nino Castelnuovo, José Bartel y Jacques Demy en estudio grabando «Los Paraguas de Cherburgo».(Tomado del blog http://danslombredesstudios.blogspot.com/2012/11/hommage-jose-bartel.html)
El medio televisivo reclama también la experiencia de José Bartel y es contratado en 1971 para realizar los arreglos en seis episodios de la serie “André Lupin.” Pero antes, vuelve a trabajar con Michel Legrand en los “L’homme à la Buick” (El hombre del Buick) del Buick” de Gilles Grangier, con Fernandel y Danielle Darrieux en los roles principales y “Le Sauvage” (El salvaje)(1975) de Jean-Paul Rappeneau, con Yves Montand y Catherine Deneuve, donde interpreta el tema “Knock On Wood”.
Al parecer el vínculo de José Bartel con Michel Legrand fue amable y cercano. Legrand continúa compartiendo con José sus proyectos y ambos en los años 80 colaboran en un proyecto de música para un posible filme acerca del gran bailarín ruso Rudolph Nureyev. La música quedaría grabada, pero el filme nunca llegaría a estrenarse. Legrand sin dudas, sería una figura crucial en la carrera musical de José Bartel, al tiempo que éste sería cada vez referente y confianza para el afamado compositor francés para muchos de sus proyectos. También en la carrera de David Bartel, el hijo de Jose, hoy un destacado baterista y compositor de música contemporánea, Michel Legrand constituyó un significativo apoyo, al convertirse, junto a Michel Colombier, en uno de sus “padrinos” cuando obtuvo el doctorado en composición en los Estados Unidos.[11]
Algunos discos de José Bartel
Su trabajo como músico solista y en agrupaciones no se detuvo mientras tanto: en 1962 graba el extended play de canciones Spécial Pour Amoureux con la formación José Bartel et son Ensemble. Durante los años 60 incursiona también en el pop y dirige la formación J.B. et Les Papitas con la que graba un single para el sello Vogue con los temas Baracacha y Papita et Pancho Villa, de los que es autor y también arreglista.[12] Años después es uno de los integrantes de Jupiter Sunset, una formación que grabó varios sencillos y que incursionó en el llamado rock sicodélico y la que, contra todo pronóstico, logra pegar en 1970 el tema “De vuelta al sol”.
José Bartel y su grupo Jupiter Sunset. Años 70. Francia.
Al parecer, no quedó un rol dentro de la música en que no haya incursionado José Bartel: dirigió un sello discográfico –The Company– y creó el suyo propio, junto a una editora musical: Grenadina Music, donde produjo a Nemo, un grupo de música de vanguardia entre la fusión de jazz, funk y rock progresivo, que hizo muy feliz a Bartel y de cuyos músicos recibió siempre elogios y reconocimiento ante su gran talento. Por si todo esto fuera poco, Bartel incursiona en el teatro musical, con “El burgués gentilhombre”, de Moliere, con versiones musicales pop a cargo de Michel Colombier. José cantó junto a afamados actores, cantantes y músicos, en un espectáculo del que siempre se enorgulleció y que permaneció en escena desde 1972 a 1975.[13]
José Bartel. Cuba. Varadero
No sé si muchos en Cuba recordarán que José Bartel actuó en el primer Festival Internacional de Varadero, en 1967. En sus memorias, Bartel dedica un momento especial a éste, su primer –y al parecer único- viaje al país de su padre y abuelo, narrando desde la génesis misma de la invitación que recibiera a través de la Embajada de Cuba propiciada por su amigo músico Ben, quien era un amante furibundo de la música cubana y se movía en los círculos artísticos e intelectuales cubanos en París, a los que en ocasiones arrastraba a Bartel. Así, uniendo su ancestro mambí al éxito en Los Paraguas de Cherburgo, y realizando un periplo que le llevó, como única vía posible entonces, en una ruta París-Praga-Gander-La Habana, llegaría a Cuba José Bartel, en medio de la gran aceptación del filme de Jacques Demy en la Isla.
El periodista Luis Agüero recogía en las páginas de la revista Cuba, un mes después (enero de 1968) lo que al parecer, colmó la alegría del francés cuando le contó: “Aquí vi por primera vez a mis tíos. Me estaban esperando en aeropuerto. Habían hecho una posta y llevaban tres días esperándome, Cuando a uno le tocaba trabajar, el otro venía a reemplazarlo. Tres días seguidos esperándome. Y cuando me bajé del avión, allí estaban ellos. Fue muy emocionante.”[14]
José Bartel canta en el primer Festival de la Canción de Varadero, Cuba. Año 1967.
Agüero lo describe como “…un mulato alegre y robusto, con largos pies de patilla y que se metió en el bolsillo enseguida al público cubano.” Un entendido en materia musical y de comunicación, el director de televisión Pedraza Ginori comenta a Agüero: “¡Por algo Michel Legrand lo escogió para que cantara el tema de Los Paraguas de Cherburgo.” Odilio Urfé, autoridad musical donde las haya, menciona a Bartel entre los cantantes foráneos que más le gustaron en el evento.” Bartel anticipa al periodista el criterio prefigurado que tiene del público cubano: “He notado que en Europa los números que más gustan son los números lentos. Aquí sucede lo contrario, creo yo. Al público cubano le interesan más los temas rápidos. No sé exactamente por qué, pero tal vez sea porque este público es más alegre. Me gusta eso.” No podía imaginar que arrasaría cuando saliera a escena para cantar el tema suave y sensual de Los Paraguas…[15]
Se hospeda en el Hotel Nacional, con el resto de los invitados franceses, y recorre un poco La Habana antes de trasladarse a Varadero para cantar en el escenario del Festival. Así cuenta Bartel ese momento: “A pesar de mi aire falsamente tranquilo, estoy verdaderamente verde por la aprensión. Con el corazón palpitante y las manos sudorosas de alguien que está a punto de entrar a un evento de esta magnitud y tener su modesta participación. Luego vendrá el anuncio: «De Francia … el nieto de Quintin Bandera … ¡José Bartel!»
Una aclaración, sin embargo, porque este es un punto importante un detalle que creo que es probable que explique mejor el siguiente incidente: por la prensa, los funcionarios u organizadores del Festival, el público en general ya está informado de los orígenes cubanos del artista que venía de Francia al Festival. Por eso, en la noche en que subí a aquel escenario, se produciría un trastorno emocional en la vida de este hombre: ni siquiera tengo tiempo para llegar al micrófono, ya que todo el coliseo se pone de pie en una impresionante e interminable ovación. Una recepción extraordinariamente conmovedora que, de hecho, no está realmente destinada a mí. Con toda probabilidad y con justicia, este homenaje se dirige, por supuesto, y sobre todo, al héroe nacional que fue mi abuelo: el general Quintin Banderas. Pasan los minutos y aunque el ruido de trueno continúa, los músicos de la gran orquesta de la radio nacional finalmente atacan la introducción de mi canción. Pero me quedo callado, atónito, incapaz de emitir un sonido. ¡Tengo la garganta tan apretada y tantas lágrimas en los ojos…!
Transcurre un siglo, durante el cual, después de haberse detenido la orquesta y haberme dominado lo mejor posible, finalmente puedo reanudar y terminar mi interpretación. Una actuación que a pesar de mi aturdimiento, parece que finalmente fue escuchada y apreciada por el público. No hay duda de que aquella emoción tan fuerte permanecerá para siempre, la felicidad que me fue dada esa noche: vivir un momento de intensidad incomparable. ¿Podemos soñar con un mejor regreso a casa? Creo que sería superfluo, por no decir desagradecido, esperar cosechar de nuevo esos recuerdos tan conmovedores. Pero todo tiene un final. Tendré que volver a París …”[16]
Y pincha aquí para escuchar a José Bartel y Danielle Licari en la escena más famosa de Los Paraguas…
Los estudios Areíto (antiguos Panart) recibieron también a José Bartel, quien, como muchos otros cantantes invitados al Festival de Varadero, grabaron al menos un tema allí, durante la primera semana de estancia en Cuba. Bartel grabó la pieza «Qué personaje!», que saldría publicada en uno de los tres extended-play de 45 rpm de edición especial por el evento: «Festival de la Canción Popular. Volumen I» (corte B-2) bajo el sello Areíto.
Quienes a finales de los sesenta nos escapábamos para ir una y otra vez a los cines habaneros a ver “Los Paraguas de Cherburgo” estábamos muy lejos de saber que aquella voz emocionada y sensual de Guy había sedimentado en antepasados que sufrieron siglos de esclavitud y resistencia y que unían orgullo y ansias de justicia, aferrados a una cultura que su intérprete, José Bartel, identificaba, a pesar de haber nacido y vivido siempre en Francia, y en la que de algún modo se reconocía, de la misma forma que siempre afloró su orgullo ante la historia tremenda de valor y coraje de su abuelo, el bravo General de tres guerras Quintín Bandera y Betancourt y debió estremecerse ante la crueldad inmisericorde que acabó con la vida del patriarca aquel vergonzante 22 de agosto de 1906.
Entrevistado en enero de 2002 por Marie-Dominique Bertuccioli y Joaquín G. Santana, José Bartel diría: “Sé, a la vez, mucho y demasiado poco. Conozco quién fue el general Quintín Bandera, y lo que le hicieron, después, al final de la guerra (*). Sé de la familia, sobre todo del hombre, de su talento militar y de su patriotismo. Pero quisiera saber más.”[17]
José Bartel nunca aprendió el idioma español, al parecer nunca volvió a Cuba y vivió discretamente sus últimos años, desilusionado por la frustración de sus últimos proyectos y sin otros nuevos por lo que luchar. Moriría en Francia el 26 de enero de 2010.
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Este trabajo habría sido imposible sin la existencia del blog “Dans l’ombre des studios” del francés Rémi Carémel, dedicado al trabajo de los cantantes en el doblaje en filmes y a la gran época de la canción francesa, bitácora que recomiendo a quien quiera adentrarse más en la vida de José Bartel.
(http://danslombredesstudios.blogspot.com/2016/07/memoires-de-jose-bartel-partie-1.html)
Rémi Carémel, además de destacar desde su propia profesión, el legado de José Bartel en la cinematografía y la canción francesas, ha acogido en su blog las memorias de José Bartel, muy ricas en cuanto la visión personal del gran músico y productor respecto a su vida y su circunstancia.
También agradezco la colaboración de mi amigo y colega Tommy Meini en la documentación e investigación de la vida de José Bandera.
Agradecimientos especiales a Colección Gladys Palmera, Patrick Dalmace y Jaime Jaramillo y Francisco Miranda Tasse.
NOTAS
[1] En algunas fuentes aparecen indistintamente los apellidos Bandera y Banderas.
[2] Alain Boulanger: La Havanne à Paris. Musiciens cubains à Paris (1925-1955). Pag. 127.
[3] La existencia de estos discos está verificada en el libro de Alain Boulanger antes citado y también en
[4] Disco Odeón de 78 rpm, referencia 182.570 (publicado en España)
[5] Jean –Pierre Meunier-Brigitte Léardée: “La biguine de l’oncle Ben’s. Ernest Léardée raconte”. Editions Caribéennes. París. Francia. 1989. Pp. 243 y 315
[6] 50 años de música cubana. En “Teleradiolandia”. Revista Bohemia. 17 de febrero de 1957.Pag. 43.
[7] Embajadores. En “La farándula pasa”. Revista Bohemia, 10 de marzo de 1957. Pag. 117
[8] Jose Bartel: Memoires. En http://danslombredesstudios.blogspot.com/2016/07/memoires-de-jose-bartel-partie-1.html
[9] Tomado de www.imdb.com/josebartel
[10] José Bartel: Memorias…. (citadas)
[11] http://danslombredesstudios.blogspot.com/2012/11/hommage-jose-bartel.html
[12https://www.discogs.com/es/JB-Et-Les-Papitas-Baracacha-Papita-Et-Pancho-Villa/release/9525335
[13] http://danslombredesstudios.blogspot.com/2012/11/hommage-jose-bartel.html
[14] Luis Agüero: “El mundo entero en Varadero”. En revista “Cuba”. Enero 1968. Pag.32
[15] Idem
[16] Memorias de José Bartel: en página web citada.
[17] http://www.afrocubaweb.com/Bandera.htm
8 Comentarios
Jaime Jaramillo
Rosa- Es sorprendente la forma como investigas y escribres sobre personajes poco conocidos que despues de leer tu articulo piensa uno como es posible que un artista del calibre de Jose Bartel y de su padre pasen casi desapercibidos pero tenemos la fortuna de tener a Rosa que les ha dado la preponderancia que merecen y que nos permita conocer sus logros. Michel Legrand el otro personaje de este escrito quien acaba de fallecer en Francia el 26 de enero de 2019, se hubiera deleitado leyendo esta pequeña obra maestra de Rosa ty espero que sus hijos y nietos lo puedan leer porque seguramente desconoceran muchos detalles.
Quiero agregar que el titulo de la pelicula de Mel Brooks, donde Jose Bartel dobla la voz del sheriff negro protagonizado por Cleavon Little, en Francia es «Le sheriff est en prison» es «Blazing Saddles» («Monturas en llamas»), una de las comedias del cine norteamericano que mas he gozado. Te sugiero que agregues en tu escrito este detalle porque tuve que ir a Google para constatar esto.ya que este nombre es mas ampliamente conocido.
Jaime Jaramillo- Colombia
MARIO A. GARCÍA ROMERO
Ay Rosa ¡QUE GRANDE ERES! MEDALLA DE ORO PARA TI
Rosa Marquetti Torres
Muchas gracias, Jaime querido. Me alegra haber contado con tu colaboración en este trabajo, tratando de seguir el rastro que llevó a José Banderas hasta Europa. Y ahora, con esta colaboración importante que nos haces. Claro que lo incluiré. También hay muchas otras aristas de la magnífica trayectoria de José Bartel que no están incluídas en mi trabajo. Solo me detuve en cierto momentos para mostrar el espíritu de búsqueda, experimentación y crecimiento que caracterizó su vida y carrera.
Rosa Marquetti Torres
Gracias, Mario, me alegra que le haya sido útil este texto.
Guillermo Pompa Montero
Los cubanos estamos por todos lados…quien me iba a decir a mi que a mis 56 años, y un dia como hoy 11/05/2019, y después de haber escuchado la música de Los Paraguas de Cherburgos (no se cuantas veces), me enteraría que el cantante e interprete de esa pelicula era de origen cubano, y que además su padre era cubano y un musico completo, que llego a Francia en 1931 y que dejo en europa un legado importante, pero que además ambos eran nieto e hijo del General de las tres guerras de independencia Jose «Quintin» Banderas Betancourt, impresionante y emocionante la historia. Como es posible que con tantos años en la música nunca nadie me hablo de estos grandes artistas, que barbaridad!!!, nunca me acostare sin conocer algo nuevo. Gracias Rosa Marquetti por este Articulo en «Desmemoriados».
!Jolin con la Cubana
Bravo!!!!! Bravo!!!!! Bravo!!!!!
AnEnRi
Gracias infinitas por esta labor tan increíble y necesaria, aun más para las jóvenes generaciones, de rescatar la historia olvidada de la música cubana, y de la historia nacional misma. Nací años después del primer festival de Varadero, viví en Cuba hasta los 39 años, y aunque he visto muchas veces Los paraguas de Cherburgo, por supuesto que nunca escuché ni la menor pista sobre este hecho que hoy tanto me ha impresionado, y enorgullecido como cubana. Felicidades por tanto talento investigativo y narrativo, gracias por ponerlo al servicio de todos.
Rosa Marquetti Torres
Muchísimas gracias!! Me emociona lo que cuenta. Estas cosas son las que me hacen creer que hago lo correcto, que mi trabajo no es en vano. Muchas gracias.