Ella cantaba boleros. Pilar Morales, una voz cubana para Tete Montoliu
Tete Montoliu (Barcelona, 28.3.1933 – 24.8.1997) es para los amantes del jazz en la península ibérica una figura cimera del género en su país, reconocido incluso fuera de sus fronteras, como uno de sus pianistas más originales y talentosos, con una vasta obra creativa y un impresionante catálogo de grabaciones. Poco se conoce y menos se pondera su vínculo iniciático con la llamada música latina, como si atesorar el acervo de nuestras sonoridades fuese algo sacrílego para un jazzista de su estatura. Lo cierto es que Tete comenzó su vida profesional en 1954 tocando en la orquesta del venezolano Lorenzo González, quien había llegado a España dos años antes y logró después una carrera relativamente exitosa, al punto de que muchos veían entonces en él al sucesor de los triunfos del cubano Antonio Machín. Un año después se produciría otro hito importantísimo, en el camino de cercanías latinas de Montoliu, esta vez con Cuba: conocería a una cantante cubana que, casi acabada de llegar a Barcelona, parecía que conquistaba la aceptación de quienes la escuchaban: era Pilar Morales (Marianao, 12 de octubre de 1931). La suya será una vida poco común en sí misma, pues no abundan en el arte historias similares de generosidad y renuncias para favorecer, en detrimento de la propia, una carrera ajena. En España, parece ser que muy pocos entre los amantes del jazz conocen que en esa y otras etapas en la vida del gran Tete Montoliu, esta cubana tuvo un importante lugar.
Corría el año 1955 cuando Pilar Morales Corona llegó a España. Era linda, muy joven, educada y fina, con una voz grave y peculiar, afinada y cálida. Al atravesar el océano, atrás quedaban años de intentos poco fructíferos por hacerse un lugar en el panorama artístico y musical de su isla natal. Había nacido en un hogar de músicos, pues su padre Evelio tenía su propio conjunto, con el que ensayaba en la casa vivienda donde Pilar afinó su oído y entonó sus primeras canciones. Su madre –Obdulia Corona Ochandarena- también cantaba, había sido alumna de Moisés Simons, el autor de El Manisero, y en el recuerdo de Pilar se mantuvo vivo el dúo que hacía con Petrona, su tía materna. Tomó clases de música en su infancia y adolescencia con un profesor que compartía el magisterio musical con el oficio de sastre. Su preocupación era el saber, la cultura: en una entrevista recordaba que nunca fue una niña que llorara por no querer ir a la escuela: le gustaba aprender. Inicio los estudios de bachillerato, pero nunca pudo terminar, pues tuvo que empezar muy pronto a trabajar. Lo hizo en las oficinas del Canal Via Cuba, la que se encargaría de la construcción del hoy Túnel de la Bahía de La Habana.
Sin embargo, siempre tuvo claro que lo que quería era cantar y a los diecisiete años, en 1947, decide presentarse en un programa de aficionados que organizaba y radiaba la emisora RHC Cadena Azul y gana un premio consistente en cien dólares y un mes de contrato. Pasa también una breve temporada de superación musical en la compañía de teatro “Las Máscaras”.[1] Era el inicio de una carrera profesional, cuyos vericuetos y desenlace no podía siquiera imaginar entonces. Clasificaba como cancionera romántica, y después del triunfo en este certamen, recibió la propuesta de la cantante Carmelina Pérez, de presentarse tres veces por semana en el programa de Radio Salas, del que la Pérez era figura central. Pilar se mantuvo mucho tiempo cantando en este programa, aunque lo hacía también en otros espacios radiales, incluyendo apariciones dentro de la programación de la emisora CMQ, una de las principales entonces.
Pilar asegura que hizo algunas grabaciones, al estilo de las que se hacían por aquellos años en los estudios de las radioemisoras, pero, al parecer, casi ninguna ha sobrevivido hasta hoy, con la excepción de tres registros radiales que se han podido encontrar, y en los que canta acompañada del Conjunto de Orlando de la Rosa los bolerosNuestras vidas, No te importe saber y Acuérdate, de un gran valor no sólo por las escasas grabaciones de este importante pianista, sino también por el excelente desempeño de la Morales, en plenitud de sus facultades vocales.
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Sin embargo, Pilar Morales nunca cantó desde las pistas de cabarets ni salones de baile, ni se presentó en espectáculos teatrales, tan habituales en aquellos años. Fueron la radio y la naciente televisión los que acogieron en otra faceta a la cantante: “Me presenté en el Sepia Café, espacio estelar que centraba la cantante Olga Guillot, en el Canal 4 de la televisión cubana. También en varios programas del circuito CMQ, como el que centraba Bola de Nieve todos los jueves en Radiocentro, y donde me presenté en dos ocasiones; y con un contrato diferente, en otro programa con frecuencia mensual a base de órgano y voz, con el recordado Paquito Godino”, –comentaría Pilar al periodista catalán Jordi Roura.[2] Fue privilegiada al tener a una muy joven Enriqueta Almanza y al excelente Orlando de la Rosa como pianistas acompañantes ocasionales.
Escucho a Olga Ochandarena, prima de Pilar narrar con qué constancia y decisión Pilar se empeñó en abrirse paso en el panorama artístico de La Habana de los cincuenta, sin que viera compensados tales esfuerzos. Ella cantaba boleros, justo en años en que eran contados y muy famosos los nombres de aquellas cantantes que capitalizaban el género, tanto a nivel discográfico, como escénico.
La década de los cincuenta llegaba a su medianía y ya se habían hecho muy populares en Cuba una serie de agrupaciones integradas por músicos españoles, quienes a golpe de pasodobles y gitanerías, se convirtieron en imprescindibles, estableciendo un patrón muy aceptado, casi ineludible, de contenidos musicales en los principales cabarets habaneros, frecuentados entre otros por integrantes de la populosa colonia española y sus descendientes, convertidos en industriales, hacendados, comerciantes que nutrían las clases media y alta de la sociedad. Curiosamente, formaciones musicales como Los Chavales de España, Los Churumbeles, la orquesta Solera de España y el conjunto vocal vasco Los Xeys, y otros dejaron numerosas grabaciones en Cuba, pero son prácticamente desconocidos en el país ibérico, ya que sus triunfos se localizaron de este lado del océano, con la excepción de Los Xeys, que sí eran ya famosos en la España de los 50. Del mismo modo, otros peninsulares ávidos de éxito comercial, se aventuraron a hacer el recorrido a la inversa, llevando a España desde Cuba a músicos, cantantes y bailarines, hasta compañías enteras, acrecentando el gusto de ciertos sectores de la población española por la música cubana. Uno de ellos, de los más listos, era Jaime Camino, cuya trayectoria como líder de orquestas es difícil de rastrear en detalle, pero aun así, se sabe de sus múltiples viajes a Cuba, a Venezuela y a otros países de Suramérica, siempre al frente de una orquesta cuya formación se nutría de músicos de disímiles nacionalidades y sus integrantes, al parecer, variaban con frecuencia. Después de más de doce años haciendo estas giras, decide formar una nueva orquesta con músicos de diferentes países, pero con un grupo importante de músicos cubanos.
Pilar cuenta en la citada entrevista con Jordi Roura: “[La pianista] Enriqueta Almanza tenía la misión de formar, para la orquesta, un trío de voces, y por supuesto, pensó en mí. Estuvimos ensayando las voces de manera independiente, de modo que no conocí a ninguno de los integrantes de la compañía hasta que nos vimos en el aeropuerto para viajar a Madrid el 8 de enero de 1955. Ya en esta ciudad comenzamos a ensayar, porque en Cuba se contrató y viajó sólo la mitad de la orquesta, ya que el convenio era que la otra mitad debían ser músicos españoles. Para fijar y concretar esta orquesta tuvimos que iniciar los ensayos, ya en Barcelona, en el [Teatro] Novedades.” [3] De Madrid viajan de inmediato a Barcelona, donde permanecen 45 días y empiezan ya a actuar con la orquesta al completo. Para Pilar Morales, su llegada a Barcelona contratada por Jaime Camino junto a Enriqueta Almanza, quien ya era su gran amiga, Las Mulatas de Fuego; Salvador Lestapier, el as de la armónica; El Negrito Silva, y otros músicos cubanos, supuso un cambio drástico en cuanto al tipo de espectáculo donde debía trabajar, pues se trataba de presentaciones en salas de fiestas y bailes, muy diferente al público que estaba acostumbrada en sus años de cantante en Cuba. Entre los músicos españoles que integraban la orquesta estaba Vicente Montoliu Meliá, el padre de Tete, que la dirigía, y cuentan que, donde quiera que se presentaba, Pilar era la verdadera sensación del espectáculo. Ella era la estrella y la orquesta, el respaldo a sus canciones, boleros y otros géneros que entonces llamaban “caribeños”. Salen en gira por varios países de Europa y Pilar Morales llega a cantar hasta en el Olympia de París.
Mientras tanto, el joven y desconocido Tete Montoliu realizaba, de modo puntual entre junio y septiembre de 1954 unas grabaciones en Holanda, con un llamado Latin Quartet, sin que su nombre apareciera en la carátula ni en los créditos de esos discos. Después, como pianista de la orquesta de Lorenzo González había participado en 1955 en la grabación para el sello Odeon de cuatro temas con esta formación, y que constituyen sus primeros registros fonográficos. Ya desde entonces, la libertad expresiva cercana al jazz caracterizaba el pianismo de Montoliu. Había iniciado, discretamente, la búsqueda de un estilo y un lugar en el panorama musical español.
Una noche el joven pianista ciego decidió ir en busca de su padre a la Parrilla del Alcázar. Allí conoció a Pilar, escuchó su voz, la oyó cantar y años más tarde reconocería que se enamoró perdidamente de ella. “A partir de aquel día todas las noches acababa casualmente en el Alcázar, ante la indiferencia de mi padre, que pensó que sería un ligue más”, confesaría el genial pianista a su biógrafo Miquel Jurado.[4] La atracción fue mutua: Tete Montoliu y Pilar Morales se casaron en Barcelona, en la Iglesia de los Angeles, el 5 de abril de 1956. Transcurrido poco más de un año después de la llegada de Pilar a Barcelona, el pianista y su esposa de cálida voz trabajaban en diversos night clubs, en paralelo al desarrollo de sus carreras respectivas, cada uno con su orquesta o sus músicos habituales.
Tocaban regularmente música latina en el Atelier Club, en la plaza Calvo Sotelo, cuando llega a Barcelona el célebre vibrafonista norteamericano Lionel Hampton. Tete y Pilar fueron, como público, a su concierto en el Windsor Palace, pero al concluír, el pianista catalán subió al escenario donde aún permanecía Hampton y comenzó a jazzear en una memorable descarga. Aquel 13 de marzo de 1956 cambiaría el curso de la carrerea de Tete Montoliú… y también la vida de Pilar Morales. Montoliú contaría años más tarde: “Lionel Hampton me invitó a participar con su orquesta en una gira de tres semanas por Francia. Al finalizar, teníamos que viajar a los Estados Unidos, pero la mujer de Hampton, que además, era la que llevaba los asuntos de la orquesta, se opuso diciendo que en América no podía presentarse con un pianista blanco. Tuve que volver a Barcelona y seguir tocando comercial en salas de fiesta como el Bikini de la Diagonal”.[5] Meses después, Hampton se presenta en Madrid y aprovecha la ocasión para grabar su mítico disco Jazz Flamenco, en el que invitó a Tete a participar en tres temas en formato de quinteto (Lionel Hampton y su quinteto Flamenco Five), aunque su nombre no aparecerá en los créditos del disco ni en la edición española, ni en la norteamericana. Serían estos los primeros temas jazzísticos grabados por Montoliu.[6]
Cover del EP grabado por Tete Montoliu y su Conjunto, cantando Pilar Morales, para el sello Phillips.
Aquí puedes escuchar a Pilar con Tete Montoliu en «Abrázame así»
En 1956 ya Pilar Morales es “La Voz del Trópico” y tiene también la posibilidad de realizar su debut cinematográfico –y único acercamiento al celuloide- al aceptar que su voz se dejara escuchar en el filme mexicano-español “La herida luminosa” dirigido por Tulio Demicelli, protagonizado por Arturo de Córdova y Amparo Rivelles, y rodado esencialmente en locaciones de Cataluña.
No es difícil comprender que las carreras del pianista y la cantante se encontraban ambas en un punto de despegue hacia un posible éxito, de diferente intensidad y gradación, pero despegue al fin. Justo en ese momento nadie podía predecir hasta donde llegarían. Tete Montoliú, por su parte, realizaría elogiosos performances con Lionel Hampton y en algunos festivales de jazz, que serían peldaños en su ascenso hacia la fama como uno de los pianistas de jazz más singulares en Europa. Pilar Morales, por su parte, había llegado al país ibérico en busca de trabajo y éxito como cantante y también de una vida próspera para sí y para los suyos que quedaron en la Isla; en ese camino experimentó la aceptación de un público que no era el suyo en cuanto a origen, y pudo atisbar las posibilidades que se le abrían como cantante dueña de un singular estilo y una atractiva voz. Entre los hallazgos, también encontró el amor, y al parecer, éste condicionó sus decisiones inmediatas. No es desatinado pensar que debió verse ante la disyuntiva de entregarse de lleno a su carrera como cantante, o aceptar ciertos cánones sociales que, si bien no cancelaban sus sueños y expectativas, al menos las posponía de modo indefinido. Aunque quiero creer que, quizás, Pilar, con veintiséis años de edad, soñó que los dos podrían hacer posible sus carreras, si ambos se amaban.
Sin embargo, coincidiremos en que, en plena década de los cincuenta, España estaba muy lejos de ser un país avanzado en ideas de independencia femenina, más bien, las vidas de sus ciudadanos transcurría aún apegada a estereotipos muy estrictos y poco edificantes en cuanto al lugar de la mujer en la sociedad y sobre todo, dentro de la familia, a partir de la unión matrimonial. Las costumbres suelen ser demasiado fuertes para removerlas a corto plazo y de este modo la propia condición de Pilar –inmigrante en tierra ajena-, la tradicional supeditación de la mujer respecto a la voluntad del hombre; la genialidad de Tete Montoliu como pianista, las posibilidades profesionales que se le abrían y su condición de invidente, terminaron imponiéndose, arropados por una relación inicialmente muy unida y amorosa, pero en la que, a mi juicio, a Pilar le tocó el mayor de los sacrificios: renunciar a sus sueños, a su carrera. Miquel Jurado, biógrafo de Montoliú, razonaba en una entrevista con Sebastián Iñigo: “(…) Y sí, yo creo que Pilar Morales sacrificó por Tete su vida profesional, puesto que ella era una cantante de boleros con una voz sumamente profunda y muy potente, que pudo haber hecho grandes cosas en el mundo del bolero.(…) Por tanto, siempre nos quedaremos sin saber si la voz de Pilar Morales podía haber explotado o no, pero ella escogió la familia, escogió a su compañero, y eso siempre tendremos que agradecérselo”[7]
Al parecer, los padres de Tete Montoliu vieron natural y por tanto, crearon las condiciones propicias para que Pilar Morales, la llamada Voz del Trópico, aquella que había asombrado a quienes la habían visto y escuchado en Barcelona, pudiera abandonar su carrera para apoyar la de su marido como persona imprescindible en su vida y convertirse además en un especie de road manager, que le acompañaría siempre y a todas partes, a todos los conciertos, ocupándose de todos los detalles prácticos de su carrera. Eran años en que el jazz era un género con una ínfima presencia en España, y concretamente en Barcelona. Y Tete Montoliu había decidido hacer jazz, lo que implicaba necesariamente plantearse vivir fuera de España. Montoliu y Pilar se radican primero en Berlín y luego en Copenhague, donde “…había una visión jazzística muy importante, y allí fue donde Tete comenzó a labrarse un nombre como gran músico, y donde tuvo la oportunidad de tocar con los más grandes, como Dexter Gordon, Roland Kirk, Ben Webster… con este último tuvo un cuarteto y grabó incluso varios discos.”[8] En Copenhague, Pilar conoce a quien sería de por vida una de sus mejores amigas: la sueca Lena Solfors, entonces pareja de Gordon. Viajan a numerosos países y el 26 de junio de 1957 nace Nuria, la única hija de Tete Montoliú y de Pilar Morales, que, por decisión de sus abuelos paternos, quedaría a su cuidado, en aras de que la cubana continuara en el rol de persona insustituíble que se le había asignado en la vida y la carrera del pianista catalán.
Pilar continuaría aparcando sus sueños de cantar y hacer una carrera pensada y coherente. Intenta no dejar la canción. En junio de 1960 se presenta, junto al Dúo Dinámico, en el espectáculo de variedades “Dinamic Carrousel”, con una positiva repercusión mediática. Cuatro años después de aquellos registros comerciales que realizara en 1956 y 1957, graba ocho temas con un conjunto que dirigía el guitarrista Fernando Orteu. Se trataba, según Jordi Roura, de trabajos impuestos por la casa editorial que no fueron del agrado de Pilar y no tuvieron aceptación por parte del público, pues resultaban extemporáneos los aires latinos impostados de algunos arreglos en momentos de fuerte influencia de la canción italiana en España.
El EP publicado por la discográfica SAEF destaca que los temas Presentimiento y Tus ojos grises obtuvieron el segundo y tercer lugares en el 3er. Festival de la Canción Mediterránea de 1961, un importante festival que desde 1959 organizaban Radio Nacional de España, Televisión Española y el Ayuntamiento de Barcelona. Entre los temas grabados, además, está el afro Frontera y otros de diverso género: Amor es mi canción, Brigitte Bardot, Sucu sucu, Oro negro, y Desde hoy. [9] Según Roura “.. con el tiempo, sorprende y resulta atractiva la combinación, pero solamente como rareza y como objeto de coleccionista”. Asegura también que Pilar nunca las cantó en público, ni tampoco se lo planteó hacerlo.[10]
Sus últimos registros los hizo en 1964 en Madrid, en condiciones precarias, al reencontrarse casualmente con el pianista cubano Alcibiades Agüero, quien la había acompañado en sus años de la radio en Cuba, y fueron los bolerosNuestras Vidas, Vieja luna y De qué te quejas tú? aunque ya se aprecian cambios en el color y la potencia de su voz, los que serían irreversibles. Aun así, Pilar apreciaba estas grabaciones y remarcaba siempre el valor que le concedía, según testimonio de periodista Jordi Roura. [11] Nunca más Pilar entraría en un estudio de grabación.
Tete Montoliu, en cambio, pudo realizar, gracias a su talento innegable, y a la gran dedicación y generosidad de la cubana, la carrera que merecía, conquistó el reconocimiento internacional y tiene hoy un sitio indiscutible en el panorama del jazz en el mundo de habla hispana. Pilar Morales no cantó nunca más para el gran público y sus anhelos de triunfar delante de un micrófono engrosaron el pasado perfecto de su vida. Y un día –veinticuatro años después de aquella noche en que escuchó por primera vez la voz de la cubana- a Tete Montoliu la fama o el tiempo o quien sabe qué, le cercenó el amor. Aunque el divorcio se formalizó años después, en 1993, los mismos prejuicios que le impusieron más de un deber inexplicable, le impedían ahora a Pilar rehacer su vida. Ya era tarde para volver a empezar. Con cerca de cuarenta y nueve años, probablemente la constatación de esta realidad, la automutilación de su carrera profesional y la lejanía de su familia cubana pasaron factura a su autoestima y a su alegría. Aun así, dio a su vida otro sentido: su voz musical, cálida y pausada, tuvo otros destinos no menos meritorios, consciente como seguramente estuvo de todo lo que nunca más debería repetirse en su entorno inmediato y con sus seres más queridos: supo moldear con tino y dulzura, junto a su hija Nuria, la inteligencia, la independencia y la alegría contagiosa de esa persona que hoy es su nieto, el actor Jordi Blesa, y apegarse, del modo que supo y pudo, a esta otra familia que se iba formando y de la que ha sido, a pesar de todo, uno de los troncos vitales imprescindibles.
Aunque muchos la recordarían como “La Voz del Trópico”, Pilar Morales desde entonces rehusó cualquier acercamiento a los medios, a pesar del interés de algunos periodistas y directores de programas. Unicamente Jordi Roura tendría suerte al conseguir en junio de 2003 que aceptara conceder una corta entrevista, que salió al aire en su programa radial “Noms propis” (Nombres propios), en la edición dedicada a artistas cubanos residentes en Cataluña.
Tete Montoliu vino a La Habana a mediados de los ochenta y tocó en el Festival Internacional Jazz Plaza invitado por Bobby Carcassés, su creador y entonces Presidente. Viajó sin Pilar, quien ya entonces no estaba más a su lado. Ella, sin embargo, lo hizo años después, en un viaje sorpresa que Nuria le regaló para que se reencontrara con su familia habanera, con su Malecón, y sus mejores recuerdos de los tiempos en que era la negra bella de Radio Salas, RHC Cadena Azul y CMQ. Nunca más ha vuelto, aunque sí llegaron sus boleros y canciones gracias al tributo del productor e investigador Jordi Pujol, al recopilar, en el CD “Historia de un amor. Tete Montoliu y Pilar Morales” (Alma Latina-Blue Moon) todas las grabaciones comerciales realizadas en España por Pilar, y también las que registrara el pianista con la orquesta de Lorenzo González, como homenaje a ambos músicos.
Próxima a cumplir sus 85 años, en su lucidez de niebla Pilar tiene cerca a su hija Nuria, a sus nietos Jordi (41 años) y Nuria (38), y a sus bisnietos Jalen (14) y Naia (12), todos mulatos catalanes, con sangre cubana. Hoy, La Habana debe ser para Pilar Morales, probablemente, un recuerdo brumoso, desdibujado, lejano. O quizás no. Quizás sea una sacudida estremecedora, algo más que una marca indeleble tatuada en el pensamiento de cada día, el lugar al que quiso volver, al que debió volver para cantar siempre, pero le sobró generosidad y, probablemente, le faltó decisión y autoestima para no mirar atrás, y hacerlo. Sesenta años son muchos, demasiados para marcar la fecha de una partida, de una distancia, y lo único que queda, para Pilar Morales, es recordar desde esa neblina, porque el balance de lo que ha sido su vida quizás le devuelva la tranquilidad de un deber cumplido por amor, o por el contrario, la amarga certeza de que nunca, por nada de este mundo, debió renunciar a sus boleros.
……..
Pilar Morales falleció en Barcelona el 7 de julio de 2022.
Pilar Morales, en Barcelona, el 5 de diciembre de 2016.(Foto: Cortesía de Nuria Montoliu Morales)
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Este trabajo habría sido imposible sin la amorosa colaboración de Nuria Montoliu Morales y su hijo Jordi Blesa. Gracias por el apoyo! Agradecimientos especiales al Arq. José María Pérez, melómano admirador de Tete Montoliu y amigo grande que se enroló en esta investigación desde la idea misma, aportando datos, música y su tiempo; a mi colega Agnela Domínguez, de SGAE-Cataluña por su decisiva ayuda; a Jordi Roura, quien compartió conmigo con total desinterés lo mucho que ha atesorado sobre Pilar; a la querida Lena Solfors, por tantos recuerdos entregados desde el cariño hacia Pilar Morales; a mi querido James Rodríguez, a quien agradezco las rarezas que son las grabaciones radiales de Pilar Morales en La Habana y al también querido Jaime Jaramillo, que aportó entusiasta la localización del filme “La herida luminosa”; a Georgina Almanza, habanera, actriz y amiga de Pilar, por su foto y su memoria; a Olga Ochandarena, desde el barrio de Colón, en La Habana, por la emoción y las vivencias.
GRABACIONES DE PILAR MORALES
Grabaciones radiales en programas de la emisora CMQ. La Habana (1950-1954)
PILAR MORALES CON EL CONJUNTO DE ORLANDO DE LA ROSA
1 Nuestras vidas (Orlando de la Rosa)
2 No te importe saber (René Touzet)
3 Acuérdate
Grabaciones comerciales
Disco COLUMBIA ECGE 70242 QE837-8 (1956)
TETE MONTOLIU y su CONJUNTO TROPICAL
1 ¡Que cosas… que cosas! bolero (J. P. Latorre ) canta Pilar Morales
2 La mujer vespa. Cha cha cha (J. Sancha y Gil Serrano) canta Jorge Candela
3 No me hagas cosquillitas. Bolero rítmico (Sixta Batista) canta Pilar Morales
4 Té, chocolate o café cha cha cha (J.P. Latorre-J.Guerra) canta Jorge Candela
Disco COLUMBIA ECGE 70243 QE835-6 (1956)
TETE MONTOLIU y su CONJUNTO TROPICAL
1 Eso es el amor cha cha cha (Pepe Iglesias «El Zorro») canta Jorge Candela
2 Ayer no viniste bolero (José Solá) canta Pilar Morales
3 Playa escondida bolero-mambo (Manuel Moreno) canta Pilar Morales
4 Cha cha cha Chabela cha cha cha (Luis Demetrio) canta Jorge Candela
Disco PHILIPS 421 262 PE (1957)
TETE MONTOLIU y su CONJUNTO
1 Tu, la noche y la música fox (A.Schwatz-Dietz-Dasca).
2 Débiles y poderosos fox lento (Washington-Tiomkin-G.Dasca).
3 Abrázame así fox lento (Mario Clavel) canta Pilar Morales.
4 Tan enamorada bolero (S. Grau Carol) canta Pilar Morales.
Disco SAEF-55037 (Barcelona, 1961)
PILAR MORALES CON EL CONJUNTO DE FERNANDO ORTEU
1 Frontera – Afro
2 Amor es mi canción – Beguine
3 Presentimiento – Bolero
4 Tus ojos grises – Bayón
Disco SAEF SAP 55.042 (1961)
PILAR MORALES con FERNANDO ORTEU y su conjunto
1 Brigitte Bardot -Samba- (Miguel Gustavo)
2 Sucu sucu -Pasito- (Tarateño Rojas)
3 Oro negro -Fox rock- (Jorge Domingo)
4 Desde hoy -Slow rock- (Manuel Alejandro)
Otras grabaciones
PILAR MORALES CON ALCIBIADES AGÜERO AL PIANO
Realizada en Madrid, en 1964, sin que fuera editadas con anterioridad al CD “Historia de un amor. Tete Montoliú y Pilar Morales”.
1 Nuestras vidas (Orlando de la Rosa)
2 Vieja luna (Orlando de la Rosa)
3 ¿De qué te quejas tú?
CD “Historia de un amor. Tete Montoliú y Pilar Morales” (Alma Latina-Blue Moon)
Se incluyen todas los temas antes relacionados, excepto las 3 grabaciones radiales realizadas en La Habana en la primera mitad de la década de los cincuenta.
OTRAS FUENTES CONSULTADAS
- Leonardo Acosta: Un siglo de jazz en Cuba. Ediciones Museo de la Música. La Habana, 2012.
- Oscar Luis López: La radio en Cuba. Editorial Letras Cubanas. La Habana. 1981.
- Revista Bohemia (1955-1961) – Colección Biblioteca Nacional de Cuba
- Revista Radiomanía y TV (años 1951 a 1955) – Colección de la autora
- Revistas Show (1954-1961) – Colección de la autora
- Discografía de Tete Montoliú en www.jazzdiscography.com
- www.freshsoundsrecords.com
NOTAS
[1] María Cruz Hernández: Pilar Morales. Diez años felices. En “Barcelona Femenina”. 9.3.1966.
[2] Entrevista realizada por Jordi Roura a Pilar Morales, en Barcelona, en 2003.
[3] Entrevista realizada por Jordi Roura a Pilar Morales, en Barcelona, en 2003.
[4] Entrevista de Miquel Jurado a Tete Montoliú. Febrero de 2006. Cita tomada de L’Ostia Latin Jazz (2011)
[5] Entrevista de Tete Montoliú con Miquel Jurado. En Quartica Jazz # 1. Abril 1981.
[6] Miquel Jurado. Febrero de 2006. En L’Ostia Latin Jazz (2011)
[7] Entrevista de Sebastián Iñigo con Miquel Jurado publicada en www.tomajazz.com
[8] Miquel Jurado. Ibidem
[9] Datos del disco citado.
[10] Correspondencia de la autora con Jordi Roura.
[11] Ibidem
© Rosa Marquetti Torres
10 Comentarios
Humberto
ameno como siempre, e instructivo. bueno enterarse de todos esos artistas que quedaron en un limbo en cuanto a repercusión mayoritaria. gracias una vez más, doña rosa.
Roberto Garcia
Muy bueno lo de Pilar Morales cantante no muy conocida en nuestro propio país.
Otros que sabemos muy poco es del pianista Alcibiades Agüero .
Gracias y felicitaciones por tan interesante trabajo Rosa Marquetti.
SEBASTIAN
Hola, yo vivia en la calle valencia 510 de Barcelona y conoci a TETE y PILAR MORALES en el año 1972, muy bonita historia, muy bien relatada que Dios tenga en la gloria a TETE y muchos años Pilar
R Silva
Hola soy hijo del Negrito Silva , alguna migo suyo por aqui ?
rosario
Muchas gracias por el trabajo, muy interesante.
Rosa Marquetti Torres
Gracias a usted por leer, Rosario!! Bienvenida a Desmemoriados!
Duniel Pío Pérez
Vivo en Barcelona desde el año 2001 y conocía la música y el jazz de Tete Montoliú, pero nunca escuché algún comentario sobre Pilar. Este artículo es una joya que rescata una rama de nuestra cultura, tan extendida por todos los rincones de este mundo. Maravillosa historia que me ha dejado atónito y embelesado a la vez. Sé que muchos de mis amigos van a recibir esto como un regalo, así como me ha pasado a mí. Mil gracias.
Luis Hernando Soto Rojas
Gracias a la Radio Nacional de Colombia hoy me entero de la existencia de Pilar Morales. Exquisita voz . Rosa Marquetti excelente tu información, desde ya te adoro.
Rosa Marquetti Torres
Gracias por comentar sobre la utilidad de mi blog Desmemoriados. Eso me hace feliz.
Justo perez quintana
Que hermoso y merecido y recuerdo a esa maravillosa voz . Que tuve la dicha de escuchar Eres muy especial Gracias . Por las maravillas que nos comparte un abrazo muy grande